De musa… a esposa.
Embarazada y sola, a Laura Beth solo le quedaba la opción de trabajar para el brillante artista Antonio Bartulocci. Era increíblemente atractivo… ¡y un jefe muy difícil!
Antonio no había podido volver a pintar desde la muerte de su esposa. Pero, inesperadamente, cautivado por la inocente belleza de su nueva empleada, pensó que quizás hubiera encontrado a la mujer que podría devolverle la inspiración que creía perdida para siempre. Era un milagro que le decía que todavía tenía cosas hermosas por las que vivir.